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Hoy se necesitan: 1.
Organizaciones llenas de creatividad, 2. Personas plenas de coraje para
intentar cosas nuevas, asumir riesgos e ir a lugares a los que no han ido antes
y 3. Conexiones con la economía global, para tomar prestado lo mejor que se
pueda encontrar.
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El cambio discontinuo, el
capitalismo sin fricción, los nuevos competidores, la convergencia de
estrategias, los ciclos de vida cada vez más cortos, todo ello tiende a socavar
el éxito de las estrategias actuales. También el ciclo de vida de las
estrategias se está reduciendo.
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Para manejarse en la economía
post-industrial, las empresas tendrán que ser capaces de dar giros de 90
grados. Deberán reinventar la definición más básica de lo que son y hacen; no
una vez cada 10 años, o en momentos de crisis, sino tal vez cada dos, tres o
cuatro años.
En un mundo tan cambiante como
impredecible, solo gana quien está dispuesto a reescribir periódicamente las
reglas de juego de su empresa y de su industria.
La
ventaja competitiva es hoy más importante que la ventaja comparativa entre las
naciones. La medida de la competitividad de una empresa no es la capacidad de
competir en América o Europa, sino la de transformar su industria para que
genere nueva riqueza.
Para desarrollar una empresa capaz de
sobrevivir en este mundo discontinuo, primero se requieren organizaciones
llenas de creatividad. Segundo personas llenas de coraje para intentar cosas
nuevas, asumir riesgos personales y tercero, necesitamos acceder a toda la economía
global, para aprender de donde podamos aprender.
En muchas industrias, particularmente la de
servicios financieros, la ignorancia del cliente ha sido centro de utilidades.
Ahora, imagínese un mundo en el que ya no hay clientes ignorantes, y bajan a cero
los costos de búsqueda y de transacción, que eran otra fuente de fricción (si
yo era intermediario, la falta de información me permitía ganarme la
vida). La tecnología ha hecho que todo
sea más eficiente.
En los próximos años, todos los clientes
serán poderosos. Piense en un mundo en el cual el costo de transacción baje a
cero; donde no haya clientes débiles ni ignorantes, ni monopolios locales. En
la próxima década, internet erosionara todas las fuentes de utilidades basadas
en la fricción. De modo que las empresas están en una carrera por construir
nuevas formas de ventaja competitiva, antes de que terminen de desaparecer las
antiguas.
Están cambiando los ciclos de vida de los
productos, que son cada vez más cortos porque los consumidores se aburren más
rápido, las buenas ideas son las buenas estrategias se difunden de una empresa
a otra con mayor velocidad que en el pasado.
El ciclo de vida de las estrategias se está reduciendo. Las empresas
deberán reinventar la definición más básica de lo que son y hacen una vez cada
10 años, o en momentos de crisis, sino tal vez coda dos, tres o cuatro años.
Ahora bien, que es una innovación radical?
La innovación radical proviene de la capacidad de pensar de una manera
completamente diferente sobre los productos, servicios e industrias. Y cambia
radicalmente las expectativas de los clientes. Se trata de tomar las mismas
ideas y combinarlas en un modo diferente, éxito de Swatch (reloj como un
accesorio de moda).
La innovación radical también ocurre cuando
modificamos la economía de la industria: cuando tomamos alguna curva de mejora,
y cambiamos su forma muy drásticamente.
Otro tipo de innovación radical es la que
cambia el fundamento de la ventaja competitiva. Por último la innovación
radical modifica la distribución de la riqueza dentro de la industria.
Hoy ni siquiera el conocimiento genera
nueva riqueza, ya que se pueden comprar patentes, o adquirirlo en una
consultora. Pero hay tres nuevas formas de capital que debemos desarrollar:
capital imaginativo, capital emprendedor y capital de relaciones.
El
capital de la imaginación:
La mayoría de las innovaciones que crean
nueva riqueza no son científicas, sino conceptuales. La primera vez que alguien
miro por un microscopio no fue más inteligente, pero vio las cosas de una
manera diferente. En una compañía, el
punto de partida de cada conversación sobre estrategia, tiene que ser la
deconstrucción de las ortodoxias de la industria.
Capital
para arriesgar:
Un capitalista de riesgo asume que, sobre
una docena de inversiones, seis perderán todo, tres serán éxitos muy modestos,
y tal vez una, dos o tres se conviertan en éxitos rotundos.
Capital
para relacionarse:
Capital para relacionarse significa
aprender de todos lados. Trate de mirar al mundo como un reservorio de capacidades
y activos: marcas interesantes, habilidades interesantes, y pregúntese cuáles
de esas capacidades se pueden combinar con lo que está haciendo para
transformar su negocio o su industria. El objetivo, al desarrollar este tipo de
capital, es impulsar una explosión de nuevas posibilidades de innovación. Hay que asegurarse de que el proceso de
gestión no mate la innovación, y garantizar que sea uno de los valores
centrales de la compañía.
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