·
Urgencia de innovar de las empresas
para compensar la reducción de las ventas, ocasionada por consumidores cada vez
más insatisfechos, por una competencia crecientemente feroz, y también por
eventuales recesiones macroeconómicas.
·
Presión sobre los presupuestos para
innovar de una manera más barata.
·
Necesidad de escapar de las elevadas
tasas de fracaso de las innovaciones.
·
Posibilidad de aprovechamiento de la
capacidad intelectual existente más allá de las fronteras de la empresa.
·
Coherencia con la era de las redes de
relaciones y de internet.
El concepto
de la innovación abierta no tiene más de 5 años. Se trata de algo mayor que un
modelo de negocio. Se trata de un nuevo paradigma de innovación que, tarde o
temprano, todas las empresas van a incorporar. Es el pasaje de la vieja I&D
(innovación y desarrollo) al concepto de C&D (conectar y desarrollar).
El proceso de C&D tiene seis pasos:
1. Determinar
con claridad cuáles son los mandatos de la compañía; o sea, sus límites y sus
capacidades. Por que cambiar.
2.
Definir la visión o el foco del
negocio. Dónde actuar.
3. Elegir
el área de operación. Dónde actuar.
4.
Estudiar cuál es la manera de operar
en el área elegida para tener éxito. Cómo
ganar.
5. Identificar
las capacidades necesarias para ganar: herramientas, habilidades y tecnologías.
A quién buscar.
6.
Desarrollar la gestión y la
gobernabilidad de la red de socios. Cómo
hacer viable todo el proceso.
Una de las empresas líderes en innovación abierta es
Procter & Gamble.
Este modelo de innovación no tendría sentido si no
estuviera apoyado por los altos mandos.
Otro factor imprescindible para el éxito es un cambio
de cultura organizacional, que logre combinar activos intelectuales internos y
externos en condiciones equitativas, y sustituir la mentalidad de “no fue
inventado aquí”. Es necesario, por encima de todo, que el “know-who” supere al
“know-how”.
“cambiar la invención por la innovación parece un
simple juego de palabras, pero no lo es”.
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